Por fin, después de treinta años, Egipto ha podido deshacerse de la opresión de Mubarak. Un tirano-dictador acusado de cometer delitos tales como: corrupción, prevaricación, cohecho, malversación de fondos, tráfico de influencias, blanqueo de capital, apropiación indebida, etc., etc.. Algo impensable si el régimen político hubiera sido la demos-cracia o gobierno del pueblo, que es el sistema que se va a instaurar próximamente. Ojalá en España pidiéramos disfrutar también dentro de poco de un gobierno del pueblo. ¿Cómo? ¿Que aquí ya lo disfrutamos? ¡Coño, pues no me había dado cuenta!.
PD: Y ahora sin ironías: ¡Felicidades al pueblo egipcio!.
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